¡Thundercats! Serie que aún hoy da que hablar.
Entre aquellos de 30 años, ¿quién no gritó thunder, thunder, thundercats, ooooh? ¿Quién no cayó bajo el encanto de Chetara y su «traje de baño» naranja? ¿Quién no dudó de la relación amistosa entre el grosso de Phantro y Tigro? Thundercats se estrenó el 23 de enero de 1985, y recibió una remake en 2011, que no tuvo tanto éxito.
Una cosa interesante de la serie de 1985 es que, en esa época, era una de las pocas series que reunía los esfuerzos de empresas estadounidenses y japonesas. Incluso, se puede hablar de una fusión entre los estilos de dibujo de ambos países. Fue producida por Rankin/Bass Productions, basándose en los personajes creados por Theodore Walter «Tobin» Wolf; dirigida por el japonés Katsuhito Akiyama; y escrita por Leonard Starr. Con sólo estos datos, es evidente el trabajo en equipo. No debe confundirse el trabajo de Thundercats con el copypaste yanqui de Macross o la reinterpretación, también yanqui, de los supersentai japoneses que fueron los Power Rangers.
Volviendo al tema: los Thundercatos (o felinos cósmicos) tenían una historia simple pero efectiva. Está ambientada en un planeta donde los felinos evolucionaron y usan tecnología avanzada, además de estar apegados a costumbres propias de un relato de espadachines y hechicería, lo cual le da al relato una impronta más cercana a la fantasía que a la ciencia ficción. Esta sociedad es atacada y debe huir en naves espaciales, que son casi todas destruidas por otro grupo enemigo. Sólo queda la nave comando, que lleva a la élite noble de Thundera. Nuestro querido equipo felino, entonces, cae en el llamado Tercer Planeta, donde conocen a muchos lugareños copados, como los osos robóticos Berbils, y otros no tanto, como Mumra, un hechicero demoníaco, cuya magia, legada por los dioses del mal, lo hacen más poderoso todavía. Mumra se alía con los atacantes espaciales, mutantes del planeta Plun-Darr, que en la persecución caen cerca de la pirámide de Mumra, quien, además, está obsesionado por la espada del augurio.
Tras finalizar la serie, DC Comics publicó algunos arcos argumentales muy interesantes y famosos, con un tono más adulto y no tan infantil. La primera se llamó «Recuperando Thundera»; la segunda, «Thundercats: El regreso»; y la tercera y última, «Perros de guerra». En el 2011, llegó la remake totalmente yanqui, en una época en la que rehacer, relanzar o reutilizar productos de la época dorada de los dibujos animados infantiles resulta redituable. Sin embargo, fue una remake coherente, a mi entender, e incluso madura, acorde a la realidad actual. En los 80s, los programas podían ser más inocentes, pero ahora deben ser un poco más adultos. En la remake, todos los personajes son nativos del Tercer Planeta, descendientes de los tripulantes de una mega nave. Ahora, cada especia tiene su reino, y si bien la estético del programa conserva el estilo medieval de la antigua serie, incluye varios guiños interesantes. En uno de los episodios, aparecen en una pantalla los personajes de los Halcones Galácticos y los Tigres del Mar. Aunque fue cancelada, la versión del 2011 daba para más. Algunos detalles parecían forzados, es cierto, pero no creo que la historia y las modificaciones que introdujo hayan sido errores. La serie original, obviamente, fue un acierto. La trama era inocente, pero en muchos jóvenes, y me incluyo, alimentó el amor por la ciencia ficción y la fantasía, lo que habla de lo genial que fue Thundercats, más allá de sus imperfecciones.