¿Cómo se realizó Última Sangre? Entrevista al director German Favier


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Última sangre es una película sintética, con un lazo fuerte a las viejas películas de cine de género. No es gore, pero muere gente, y sin ser un slasher, tiene un villano típico de las producciones ochentosas de terror. A continuación, entrevistamos a German Favier, director del film. 

¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?

Después de terminar Horda Salvaje, se empezó en colaboración otra película, que está en post edición, al día de la fecha. Hubo un bache en la última parte de la producción, y mientras deliberábamos sobre el tiempo muerto, se nos ocurrió llenar el espacio filmando algo más pequeño, con menos actores y en locaciones accesibles. Una noche de ver viejas películas de la Hammer y algunas producciones de Hooper te llevan a decidir estas cosas con imprudencia.  Pensábamos que iba a ser un día de picnic. Que en cuatro o cinco jornaditas lo sacábamos. Hasta el día de hoy bromeamos sobre lo ilusos que fuimos. No somos Tobe Hooper. Es más, hasta creo que Tobe Hooper se hubiera vuelto loco.

Contanos sobre el monstruo que utilizaste

Es una momia nazi. Las momias son los primos bobos de los zombies. Estábamos  con ganas de hacer algo con el uniforme de los mejores villanos de la historia: los nazis. Entonces se hechó mano a un guión antiguo que tenía yo por ahí –más precisamente tipeado en  una Olivetti– donde estaba el Hans Graff Haffner de esta historia y su uniforme macabro. Es invariable y orgánico en mí: termino de ver alguna película italiana de nazi-explotation y escribo algo. Por eso tengo muchos guiones nefastos encajonados. Después de Ultima Sangre, decidí que los próximos villanos serán mujeres, como verán próximamente en Evil Noir.

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El guión es más bien acotado ¿Se pudo desarrollar la historia en su totalidad?

Yo creo que uno nunca puede darle la profundidad a una historia si no tiene una duración de más de una hora y cuarenta. Pero hay que acostumbrarse a sintetizar y plantear muy claramente un comienzo con los datos necesarios para que se llegue a la mitad con suavidad y no apresurar el clímax innecesariamente. En Última Sangre se le dio un tratamiento casi natural a la prosa cinematográfica, porque el cuento está narrado por un personaje, y es un viaje a algo que ha sucedido. Es como escuchar la vivencia de un amigo: va contando los hechos sobresalientes y no profundiza más que lo necesario. Y en definitiva, la película es estrictamente eso: un tipo cuenta lo terrible que le pasó a él y a su mujer cuando se vieron envueltos en la escritura de un libro sobre un oficial nazi.

¿Cómo fue el proceso de realización? 

La parte creativa fue inmensa. Hay mucho trabajo prostético, porque Enzo se toma las cosas en serio, como yo, y siempre decimos que aunque no haya un plano directo y detallado de una prótesis, ésta debe estar correcta, para evitar que se escape algún detalle y se advierta. La máscara del “momio”, como le decimos cariñosamente, consta de varias partes, cada una de las cuales fue modelada con el propósito de adecuarlas a la cara de Gustavo. En lo más mínimo, se nota la dedicación de Enzo y el compromiso con los efectos especiales. (No por nada lo llaman de todos lados). También está el traje de Hans, que fue confeccionado junto a la pistola Luger por Gustavo, que se dedicó a pleno a customizar elementos de otra índole y adaptarlos con un resultado sorprendente (algo dificilísimo de hacer sin una base de conocimientos de mecánica). La cripta de Hans, un lugar prestado por Arturo (originalmente era un sótano) fue hábilmente decorado y confeccionado por Enzo y Gustavo, con antigüedades del local que está encima. Los afiches y material de promoción fueron obtenidos tras la lente de nuestro querido fotógrafo Sergio Fernández, que con sobriedad y un impecable sentido del humor  siempre está presente.  Yo me fui a Once, y compré retazos gigantescos de tela negra de diferentes géneros para el drapeado de las chicas Vril, y les conseguí algunos accesorios como cinturones y otras cosas alusivas. También hice los storyboards y algunas otras cositas, como el dibujo del nazi que hace mi personaje.

Se utilizó humo, fuego para alumbrar algunas partes y luz puntual en otros casos. Enzo, que fue el director de fotografía, hizo magia para lograr lo mejor dentro de la escasez de material lumínico y de las dimensiones de los improvisados sets donde filmamos. Después, muchas cosas se corrigieron en post, se agregaron efectos digitales que aportó Juan Favier –que vivificaron el aspecto de la resurrección y los disparos del oficial alemán–  y  más tarde se buscó el efecto vintage en el terminado. Hay cuchillos ornamentales –uno creación de Gustavo y otro que es mi amuleto– candelabros de múltiples velas, etcétera.

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¿Cómo fue el trabajo de los actores?

Me encanta escribir guiones para que los actores que lo lean interpreten de movida lo que está escrito. Quizá algo del mecanismo de la historia pueda quedarles en tinieblas, pero cuando hago la descripción y las acotaciones, son súper claras, y eso les gusta y me sirve. En Última Sangre se sumó esa dedicación especial a la calidad de los intérpretes. Elizabeth Rainieri , Elisa Nasi y Vale Ingrassia, que encarnaron a las mujeres Vril, lo hicieron con un profesionalismo remarcable. Rodolfo Grieco, que viene de la rama del teatro, nos sorprendió con lo que logró trasmitir. Hubo tres casos aparte, que fueron los de Enzo Giordano, Mariano Urquiza y Marta Tuffo, que no son específicamente actores  y que sin embargo lo hicieron muy bien, con mucha onda. Gustavo, dentro del uniforme y la máscara, creo que la pasó de maravilla (aunque no le gusta estar disfrazado) y, en otro contexto, tengo a María Marta Elías y a la señora Daniela Rodríguez de Rocco, quienes realizaron los papeles femeninos con mayor exposición, y que verdaderamente se ciñeron al personaje.

¿Qué inconvenientes surgieron en el rodaje?

Por un lado, las cosas malas son las clásicas de los rodajes, como el tiempo reducido del que dispusimos en las locaciones como para desarrollar la cantidad adecuada de planos. Aún así, se optó por filmar lo que a nuestro criterio era lo esencial. Otro ejemplo es la cantidad de inconveniencias que se sucedieron una tras otra: demoras injustificadas, roturas de elementos, cortes de luz, etcétera. A pesar de estos contratiempos, las cosas buenas vinieron de la mano de darle vida a un monstruo, que es lo más satisfactorio de hacer esta clase de cine: Crear un villano y verlo deambular por ahí. Contar con gente que se pone la camiseta es fundamental para que todo llegue a buen puerto, y en este caso hubo gente así. En líneas generales, estamos contentos de poder tener esta película independiente en un DVD, poder verla junto a nuestros amigos y, por qué no, poder exhibirla en un festival como el BARS, que es uno de los mejores difusores de esta clase de cine.

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